El cine, entre otras expresiones artísticas, muestra de un modo preciado cuestiones de la existencia humana. En esta oportunidad, quiero referirme al film: ‘Almas frías’ (Cold souls, 2009. Dirección y guión de Sophie Barthes). Protagonizada por Paul Giamatti, haciendo de... Él mismo (¿Ficción, verdad?). Se trata de un actor que se encuentra ensayando para una obra de teatro de Chéjov, ‘Tío Vania’. Se siente tomado por el personaje que le toca interpretar... ‘Tío Vania’. Dice no poder `separarse’ de este apesadumbrado sujeto. A partir de ello, se replantea varias cosas de su vida: qué hizo hasta ahora, qué será de sus próximos años, etc.
En medio del terrible malestar de Paul, su representante le recomienda una alternativa insólita, hasta delirante, pero que no tarda en hacerse realidad: Deshacerse del alma. Esta propuesta publicitada en una conocida revista norteamericana, promete ‘...una vida nueva, olvidando el pasado (...). Romper las cadenas que lo atan, desalmando al cuerpo. Es como deshacerse de un tumor...’.
Luego de algunas dudas, Giamatti recurre a este ‘Depósito de almas’. Una especie de pulcro y moderno consultorio médico, que ofrece un producto acorde al mercado actual, que puede pagarse con tarjeta de crédito y todo. El doctor que lo atiende, le explica con naturalidad que de esta manera se puede ser feliz, gracias al ‘Progreso’, al ‘Triunfo de la mente’, y continúa: ‘cuando uno se deshace del alma, todo es mucho más lógico, funcional y con sentido (...).La conciencia no queda afectada’. Eso sí, siempre queda un resto del alma extraída, pero que ‘no molestará’. Paul accede a la propuesta, aclarando, entre otras cosas, que él no quiere ‘ser feliz’, sólo ‘no sufrir’...
Aparece aquí el afán de que todo sea ‘funcional’, cabría preguntar a qué o a quién; y pleno de sentido, que cierre sin más interrogantes en una armonía racional, cuestionable también.
Desafortunadamente para algunos, siempre queda por ahí... Dando vueltas... ¡Un ‘resto’! Se procurará que no perturbe la felicidad prometida.
Luego de la extracción correspondiente, nuestro personaje se siente ‘ligero, vacío, aburrido... ¡Muy bien!’, asume.
Con el correr del tiempo y las vivencias, esto de no tener pensamientos sombríos, no sentir nada o no angustiarse, empieza a no resultarle demasiado... Paul se siente extraño, su mujer lo nota como ‘seco’ y, además, ya no tiene la creatividad, inspiración, ni los intensos sentimientos que requiere su trabajo en el teatro. Arrepentido entonces intenta recuperar lo perdido.
Me surgen varias preguntas e ideas hasta aquí. Por lo pronto, ¿qué hacer entonces cuando ‘el alma pesa’, con ese sufrimiento insoportable que a veces nos invade? Como psicoanalistas, no consideramos que el camino sea congelar las pasiones, los deseos, la angustia. Fenómenos que vienen a mostrar eso que ‘no encaja’, muchas veces denunciado por lo que llamamos ‘síntoma’. Pero sí hay maneras de aliviar y promover una transformación de esto. Dar otra vida al ‘alma’, pero propia también. Esto alude a lo que continúa sucediendo en el film: algunos quieren portar el alma de otro, y hasta se ofertan varias en un catálogo.
Les propongo ver esta genial historia surrealista que comienza con una cita de René Descartes, de su ‘Tratado de las pasiones’:
‘... el alma tiene su sede principal en la pequeña glándula que hay en medio del cerebro’.
La directora juega con esta concepción de la localización anatómica del alma, a partir de lo cual, en caso de ‘mal funcionamiento’, podría extirparse. Práctica más bien del campo médico, pero que algunos abordajes ‘psi’ toman como principio para tratar el padecimiento subjetivo, que apuntaría a eliminar, domesticar o reeducar las pasiones, cuyas exteriorizaciones se desviarían de cierto comportamiento esperado. El Psicoanálisis viene a cuestionar esta ‘terapéutica’ desde su ética y su política, que nada tienen que ver con acallar o adaptar estas manifestaciones.
Me gustaría finalizar estas palabras con otra cita del mismo texto cartesiano:
‘Porque es necesario advertir que el principal efecto de todas las pasiones en los hombres es el de incitar y disponer su alma a desear las cosas para las que preparan el cuerpo; de modo que la sensación de miedo le incita a querer huir y la de audacia a querer combatir, y así en los demás casos’.
Mariana Báncora
En medio del terrible malestar de Paul, su representante le recomienda una alternativa insólita, hasta delirante, pero que no tarda en hacerse realidad: Deshacerse del alma. Esta propuesta publicitada en una conocida revista norteamericana, promete ‘...una vida nueva, olvidando el pasado (...). Romper las cadenas que lo atan, desalmando al cuerpo. Es como deshacerse de un tumor...’.
Luego de algunas dudas, Giamatti recurre a este ‘Depósito de almas’. Una especie de pulcro y moderno consultorio médico, que ofrece un producto acorde al mercado actual, que puede pagarse con tarjeta de crédito y todo. El doctor que lo atiende, le explica con naturalidad que de esta manera se puede ser feliz, gracias al ‘Progreso’, al ‘Triunfo de la mente’, y continúa: ‘cuando uno se deshace del alma, todo es mucho más lógico, funcional y con sentido (...).La conciencia no queda afectada’. Eso sí, siempre queda un resto del alma extraída, pero que ‘no molestará’. Paul accede a la propuesta, aclarando, entre otras cosas, que él no quiere ‘ser feliz’, sólo ‘no sufrir’...
Aparece aquí el afán de que todo sea ‘funcional’, cabría preguntar a qué o a quién; y pleno de sentido, que cierre sin más interrogantes en una armonía racional, cuestionable también.
Desafortunadamente para algunos, siempre queda por ahí... Dando vueltas... ¡Un ‘resto’! Se procurará que no perturbe la felicidad prometida.
Luego de la extracción correspondiente, nuestro personaje se siente ‘ligero, vacío, aburrido... ¡Muy bien!’, asume.
Con el correr del tiempo y las vivencias, esto de no tener pensamientos sombríos, no sentir nada o no angustiarse, empieza a no resultarle demasiado... Paul se siente extraño, su mujer lo nota como ‘seco’ y, además, ya no tiene la creatividad, inspiración, ni los intensos sentimientos que requiere su trabajo en el teatro. Arrepentido entonces intenta recuperar lo perdido.
Me surgen varias preguntas e ideas hasta aquí. Por lo pronto, ¿qué hacer entonces cuando ‘el alma pesa’, con ese sufrimiento insoportable que a veces nos invade? Como psicoanalistas, no consideramos que el camino sea congelar las pasiones, los deseos, la angustia. Fenómenos que vienen a mostrar eso que ‘no encaja’, muchas veces denunciado por lo que llamamos ‘síntoma’. Pero sí hay maneras de aliviar y promover una transformación de esto. Dar otra vida al ‘alma’, pero propia también. Esto alude a lo que continúa sucediendo en el film: algunos quieren portar el alma de otro, y hasta se ofertan varias en un catálogo.
Les propongo ver esta genial historia surrealista que comienza con una cita de René Descartes, de su ‘Tratado de las pasiones’:
‘... el alma tiene su sede principal en la pequeña glándula que hay en medio del cerebro’.
La directora juega con esta concepción de la localización anatómica del alma, a partir de lo cual, en caso de ‘mal funcionamiento’, podría extirparse. Práctica más bien del campo médico, pero que algunos abordajes ‘psi’ toman como principio para tratar el padecimiento subjetivo, que apuntaría a eliminar, domesticar o reeducar las pasiones, cuyas exteriorizaciones se desviarían de cierto comportamiento esperado. El Psicoanálisis viene a cuestionar esta ‘terapéutica’ desde su ética y su política, que nada tienen que ver con acallar o adaptar estas manifestaciones.
Me gustaría finalizar estas palabras con otra cita del mismo texto cartesiano:
‘Porque es necesario advertir que el principal efecto de todas las pasiones en los hombres es el de incitar y disponer su alma a desear las cosas para las que preparan el cuerpo; de modo que la sensación de miedo le incita a querer huir y la de audacia a querer combatir, y así en los demás casos’.
Mariana Báncora
2 comentarios:
Muy buena película y mejor comentario. Gracias Mariana!
Muy interesante tu comentario mariana!! Estoy totalmente de acuerdo con tu punto de vista...Excelente! Saludos.
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